lunes, octubre 26, 2009

Por la Pasarela


Fue lindo soñar contigo, pensar en nuestras conversaciones llenas de risas, en lo poco que nos conocemos y en ese coqueteo inminente en cada palabra que te escribo. Seguro no te das cuenta de la forma e que te hablo y que te miro. Es obvio, nunca demuestro mis sentimientos cuando alguien me importa de la forma en que me importas tú.


Me encantó escuchar esas viejas canciones que me recuerdan a ti, recordar esos pequeños momentos que llenaron mi vida de felicidad y mi corazón de confusión. Nunca se te ha dado ser claro al expresar lo que piensas o quizás quieres que te lea entre líneas. De todas formas me da miedo saber que dices, porque puede ilusionarme o dejarme en la incertidumbre.


Me gusta mirarte de lejos, que nuestros ojos se junten un instante, sonrías y vuelvas a tu asunto y yo al mío. Pero igual sigo buscando tu mirada y pienso que tú buscas la mía. Un loco juego de nunca acabar, de indirectas que no llegan a ninguna parte, solo a lo más profundo de mis sentimientos, esos que algún día quizás pienso revelarte.


Aunque no lo admita frente a ti, es obvio que eres importante, más de lo que deberías. Si bien sufro cuando la distancia se hace presente, en esos pequeños momentos de intercambiar pensamientos cómplices, soy feliz. Porque quizás mi felicidad solo se basa en que tu existas.


Y son muchas las cosas que te agradezco, claro que nunca directamente. Me aterra la idea de que te enteres de todas estas palabras y puedas ver más allá de lo que te muestro. No estoy lista para ser vulnerable a ti. Esa sonrisita compradora me desarma y si supieras todas mis debilidades, tendrías las armas para destruirme.


Siempre es lindo soñar un rato, pero no se puede soñar toda la vida. Por eso hoy dejaré de soñar contigo, porque el sueño vino a buscarme y te dejé abandonado en la estación. No sé cuando volverás a aparecer en mi vida, en tres meses, en un año o quizás en diez. Tampoco aseguro que cuando aparezcas nuevamente, sienta lo mismo que siento ahora al verte. Porque para bien o para mal, los sentimientos van cambiando a medida que pasa el tiempo y por mi bien, espero que tú pases también.

lunes, octubre 19, 2009

ReCaer



Quiero apartarte de mi mente, quiero dejar de buscar eso que me recuerda a ti. Porque no quiero que estés cerca de mí no quiero verte, oírte, leerte. Me hace mal, porque todo antes era más fácil, antes de conocerte realmente. Prometo que te sacaré de mi vida, porque lo necesito, necesito concentrarme en otra cosa que no seas tú y tu mundo. Ayer todo era tan claro, tenias que llegar a tu a nublar mi visión. A despertarme de mis sueños, sacarme de burbuja. Me arrancaste la vida sin avisar y lo peor de todo es que cuando siento que ya es etapa superada, algo hace que vuelva a recaer. Es como si el destino conspirara en mi contra, los planetas se alinean a tu favor. No quiero ir contra del viento, pero si no puedo ser parte de tu vida, qué me queda por hacer. Esperar a que mi sombra se desvanezca delante de tu puerta, porque tú nunca saldrás a abrir. Y si algún día decides hacerlo, será para entregarme un manta contra el frio, pero jamás me dejarás entrar. Eres tan cruel, no merezco este trato injusto. Por favor, vete y no vuelvas más a mi vida, porque esta vez no quiero recaer.

Jaque


No voy a esperarte, porque no me gusta perder el tiempo
No saldré a buscarte, porque no creo en las causas perdidas
Mucho menos te hablaré, no quiero gastar saliva.
Entonces qué nos queda?
Que te decidas a actuar y dejar de lado esa careta
Que de una vez por todas digas si y des el paso
Yo no voy a jugar contigo y tú tampoco conmigo
Pero el ajedrez solo termina hasta que uno dice jaque.

sábado, octubre 10, 2009

Una mezcolanza de Sentimientos


La vida está llena de momentos, y cada paso que damos es un tropiezo con algo distinto. A veces sentimos nostalgias de esas cosas del pasado, quizás es porque nos detuvimos un tiempo a mirar el pasado y nos dimos cuenta que fue tan fugaz, que el tiempo se acorta y que aun no alcanzamos nuestros propósitos, o tal vez, sentimos que en todo este tiempo no hemos logrado nada.

Muchas veces me he preguntado qué hago en el mundo y qué pasaría si yo no hubiese nacido, realmente he sido un aporte? he provocado un cambio?. Porque se supone que influimos en las cosas directa o indirectamente, y una palabra o un gesto suman para bien o para mal, pero no sería bueno tener una bola de cristal para ver cuál fue el cambio o decisión que se podría haber dañado sin nuestra presencia?. Es algo para sentirnos importantes, participes de este mundo.

Esta semana me han pasado un sin fin de cosas, de la alegría al llanto, de la esperanza a la desesperación, me he cuestionado, me he sentido viva y otras me he decepcionado de mi. Y parecerá injusto porque tengo muchas cosas buenas en la vida, pero como dicen algunos, no puedo ver el vaso medio lleno. Porque cada día me prometo sonreír, agradecer por el milagro de ver la luna brillar en la noche y la fusión entre el sol y el mar en el atardecer. Y sé que nada va a levantarme más que mis propias ganas, pero muchas veces quiero arrojar todo por la borda.

Ayer tuve una de esas conversaciones que te cambian la vida, hablé con mi papá, una de las personas que admiro y me dijo ciertas verdades, el ya lleva 61 años caminando por el mundo y ha llegado a la vejez solo. Tiene a mi mamá, a mi hermana y a mí, pero los amigos se han ido y los pocos que quedan aburren. Eso me sucede a veces, me aburre la gente y prefiero la soledad; no es que no los quiera, al contrario, son el motor de mi mundo, pero muchas veces el agua del radiador se gasta. En ese momento me encuentro pérdida y no sé qué hacer, las cosas me resultan extrañas, yo me resulto extraña.

Algo mágico, algo especial, eso es lo que sigo buscando por el mundo, voy como el principito de planeta en planeta viendo los atardeceres, porque me complacen, pero no me llenan. No sé si espero algo que nunca llegará y la paciencia nunca ha sido mi aliada en las batallas, pero quiero asombrarme, saber que tengo un eje sobre el cual girar. Seguir en este estado de coma, sintiendo pero sin ver realmente, me está matando poco a poco.

sábado, octubre 03, 2009

Y pasan mil días y pasan historias


Cuando hablamos de un cambio, de qué hablamos? A veces nos empeñamos en cambiar muchas cosas, nuestra forma de vestir, la música que escuchamos, los estilos de vida e incluso la manera de sentir. Pero no es tan fácil insertar un chip en la mente y hacer las cosas de otra forma. Puedo decir un día que no comeré más chocolates o dejaré de lado las peliculas románticas. También prometer que haré más ejercicio o estudiaré para la próxima prueba. Quizás eso lo pueda lograr, pero cuando te propones dejar de sentir algo por alguien, es mucho más complicado. Cuando dicen que el corazón tiene razones que la razón no entiende, tienen razón. Si bien, uno siente como piensa, uno no piensa como siente. En el fondo, estamos presos por nuestros sentimientos. Tratar de cambiar siempre es una promesa, pero acaso es factible cumplirla?

Hoy diré que olvidaré a alguien, pero no tengo la certeza si mañana lo olvidé. Y de tanto prometerte a ti misma que cambiarás, fracasas. Hay cosas que simplemente no se pueden modificar, no depende de nosotros porque ya pertenecen a nuestra esencia. Es absurdo borrar algo de ti como si fuera un lápiz de mina sobre la hoja de respuestas. Tal vez tropiece una y otra vez con la misma piedra, caiga, me haga una herida y llore por el ardor. Me quejaré una semana por el dolor y usaré una vendita para disimularlo. Luego trataré de sanarme, pero la cicatrización es larga y si no tienes cuidado se puede abrir de nuevo la herida.

Solo puedo mantener la esperanza de que aprenderé algun día, pero no voy a intentar cambiar de golpe, porque en la obstinación está el fracaso. Y así, nunca podré llegar a sanarme del todo. Quizás encontraré una respuesta o viviré en la incertidumbre, nada me asegura que mi deseo se cumplirá. Si tuviera esa certeza, no me movería en el mundo buscando ese algo que me falta. Como dice una canción déjalo ser.